You never know what question you've asked until you hear the answer, dice mi viejo y desconocido amigo Steve De Shazer en su libro "En un origen las palabras eran magia".
Como buen novato que soy en estas lides de la psicoterapia aún estoy en mi juventud como entrevistador. Y creo que una de las principales razones es el título de esto que escribo. Con frecuencia cuando entrevisto en consulta, pregunto sin haber prestado detenida atención a la respuesta/pregunta de mi coterapeuta (clientes y compañeros). Una clave está ahí, a veces mis objetivos previos rigidifican mi oído y me pierdo algo importante: una/s palabra/s, un/os gesto/s, un silencio,...que ayuda a la construcción de un espacio de comunicación común.
Es como en el tenis, la ansiedad te hace realizar el golpe sin observar lo que hace tu "oponente", te ciñes a tu plan de juego, y la verdad es que así se ganan bastantes partidos, con esfuerzo y trabajo ("a 5 sets"). Pero, creo, que la obra de arte, se hace cuando eres capaz de guardarte unas pocas décimas de segundo, antes de golpear las bolas para ver qué pasa al otro lado. Eso sí, una vez consumidas esas décimas, ¡golpea fuerte y certero!
El tiempo en las canchas (las consultas o demás espacios terapéuticos), el amor a lo hago, la curiosidad y lo más importante, mis co-terapéutas, espero, me harán hacer un uso y disfrute mejor de esas "décimas".
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2 comentarios:
Creo muy acertado tu comentario Javier, y añado una pregunta a ver que me viene rondando a ver qué os parece. Veo que se establece en el ejercicio de la psicoterapia una dicotomía entre técnica/intuición. Debemos abordar las relaciones humanas com una técnica pura (con sus esquemas, alianzas y estrategias) o cargar el peso de la intervención sobre las sensaciones subjetivas (que podemos llamar contratransferencia, para entendernos) dejando que se construyan nuevas posibilidades para el paciente y la terapia. No tengo una respuesta clara, y... como en todos estos casos la solución irá más bien por trascender y reformular la pregunta. Creo que ambos aspectos son necesarios, pero sería necesaria una vuelta de tuerca. Creo que la clave estaría en una técnica tan vivenciada que dejara de ser técnica, y una subjetividad como terapeuta cada vez más consciente de si misma y de los otros (jajaja, esto me ha salido un poco zen...pero creo que van por ahí los tiros).
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