Hola compañeros la feria os tiene mudos! Yo aquí estoy debajo del ventilador recordando una conversación sobre este tema con Álvaro que quiero compartir con todos aportando este artículo en favor del uso de la psicoterapia para usuarios en alto riesgo de psicosis. Es del Morrison ya conocido para vosotros, al igual que su opuesto es australiano Mcgorry, ambos sin duda tienen el corral bien revuelto con su polémica verdad. A ver qué opinan esas mentes repletas de La guita y cartojal..
PSIQUIATRIA
TITULO : Terapia Cognitiva para la Prevención de Psicosis en Personas de Riesgo Ultraelevado
AUTOR : Morrison AP, French P, Walford L y colaboradores
TITULO ORIGINAL: [Cognitive Therapy for the Prevention of Psychosis in People at Ultra-High Risk]
CITA : British Journal of Psychiatry 185: 291-297,Oct 2004
MICRO : La terapia cognitiva es una intervención eficaz y aceptable en sujetos con riesgo elevado de desarrollar psicosis.
Introducción
La intervención temprana en los trastornos psicóticos generó gran interés recientemente. Algunos estudios evaluaron la posibilidad de detectar individuos en el estadio prodrómico, antes del desarrollo del cuadro de psicosis. Yung y colaboradores fueron los primeros en profundizar en el tema en su clínica de Valoración Personal y Evaluación de Crisis (PACE), quienes desarrollaron criterios operativos para la identificación de 4 subgrupos con riesgo ultraelevado de psicosis incipiente. Cabe destacar que el 40% de la muestra de riesgo elevado presentó psicosis en un período de 9 meses. Por otra parte, una experiencia llevada a cabo en el año 2002 demostró que la farmacoterapia y la psicoterapia reducen el riesgo de la transición temprana a la psicosis en jóvenes con riesgo ultraelevado en comparación con la terapia de apoyo y tratamiento de casos.
En la presente experiencia los autores determinaron si la intervención psicológica puede evitar la transición a la psicosis en individuos de riesgo elevado que buscan ayuda. Pronosticaron que la terapia cognitiva podría reducir significativamente la tasa de transición. Como hipótesis secundarias arriesgaron que la terapia cognitiva reduciría notablemente la proporción de pacientes que necesitarían antipsicóticos, disminuiría las probabilidades de cumplir con los criterios diagnósticos del DSM-IV de trastorno psicótico y reduciría la intensidad de los síntomas subclínicos.
Métodos
Los participantes provinieron de grupos de atención primaria, servicios de asesoramiento, de emergencias y especializados, así como de agencias de voluntariado. Los factores de riesgo específicos fueron definidos de forma operativa por la presencia de síntomas psicóticos transitorios o síntomas psicóticos atenuados, definidos mediante el empleo de una adaptación de la PACE basada en la Escala de Síntomas Positivos y Negativos (PANNS). Los primeros alcanzan un puntaje de 4 o más en alucinaciones, 4 o más en delirios o 5 o más en la desorganización conceptual, duran menos de una semana y resuelven sin antipsicóticos. Los síntomas atenuados tienen un puntaje de 3 en delirio, 2 a 3 en alucinaciones,
3 a 4 en recelo y 3 a 4 en desorganización conceptual. Por otra parte, los factores de riesgo de estado y rasgo son determinados por la presencia de un estado mental en riesgo, definido para los propósitos del estudio por puntajes de morbilidad psicológica en el Cuestionario de Salud General (GHQ), deterioro reciente de la función en 30 puntos o más en la Evaluación Global del Funcionamiento (GAF) o ambos, más el antecedente familiar o el diagnóstico de trastorno esquizotípico de personalidad.
Los menores de 16 años y mayores de 36 años fueron excluidos al no estar en el período de máximo riesgo de psicosis. Las medidas utilizadas en la evaluación incluyeron la PANSS, entrevista semiestructurada que consta de 7 puntos que evalúan síntomas positivos (alucinaciones, delirio, desorganización conceptual), 7 puntos que evalúan síntomas negativos (aplanamiento afectivo, evitación social pasiva/apática) y 16 puntos que evalúan psicopatología global (depresión, ansiedad, culpa, anosognosia). Por otra parte, la Entrevista Clínica Estructurada de DSM-IV evaluó la existencia de trastorno esquizotípico de personalidad. La versión de 28 puntos del GHQ permitió determinar el estado mental en riesgo. Por último, la GAF es una medida de 100 puntos de la capacidad psicológica, social y ocupacional que evalúa la funcionalidad.
La tasa de transición a psicosis constituyó el parámetro de valoración primario, definida de acuerdo al criterio PACE. Los parámetros secundarios comprendieron la indicación de antipsicóticos por parte de un médico independiente y el posible diagnóstico de trastorno psicótico efectuado por un psiquiatra que desconocía el tratamiento. Los pacientes fueron distribuidos de forma aleatorizada en el grupo sometido a monitoreo y en el grupo tratado con terapia cognitiva y monitoreo. Los participantes fueron evaluados mensualmente durante 12 meses mediante el empleo de la PANSS. La terapia cognitiva se limitó a un máximo de 26 sesiones en 6 meses. Resultó orientada de acuerdo al problema, estuvo limitada por el tiempo y fue educativa, alentó el empirismo colaborador, utilizó descubrimiento guiado y tareas y se basó en un manual escrito. La terapia se fundamentó en el modelo cognitivo más apropiado para el trastorno que fue priorizado en una lista de problemas confeccionada por el terapista y el paciente. Este modelo destaca las interpretraciones culturalmente inaceptables que las personas con psicosis tienen de los eventos, además de sus respuestas a tales eventos y sus creencias sobre ellos y otras personas. La característica central de la estrategia para la prevención de la psicosis comprendió la normalización de las interpretaciones, ayudándolos a generar y evaluar explicaciones alternativas, apartando sus miedos de posible locura y ayudándolos a probar estas valoraciones experimentos conductistas. Los autores compararon la tasa de transición a la psicosis entre los 2 grupos y evaluaron los efectos de la terapia cognitiva en el fenómeno psicótico positivo.
Resultados
En total, 35 sujetos recibieron terapia cognitiva y 23 personas fueron controladas. Cuarenta y ocho participantes presentaron síntomas psicóticos atenuados, 6 evidenciaron síntomas psicóticos transitorios, mientras que 4 sujetos fueron incluidos en base a los antecedentes familiares y al deterioro reciente. El análisis estadístico reveló que el principal efecto de la terapia cognitiva fue importante, con una reducción del 96% en las probabilidades de experimentar transición en comparación con el monitoreo solo, después de efectuar los ajustes por edad, sexo, antecedentes familiares y puntaje PANNS inicial. Al emplear la indicación de antipsicóticos como variable dependiente, el efecto principal de la terapia cognitiva fue importante, con una reducción del 94% en las probabilidades de transición. Por último, al emplear el diagnóstico de trastorno psicótico de acuerdo al DSM-IV como variable dependiente, el efecto de la terapia cognitiva también fue importante, con una disminución del 96% en las probabilidades de transición.
Para evaluar los efectos de la terapia cognitiva en las experiencias psicóticas durante el período de estudio, los autores utilizaron el puntaje medio de los síntomas positivos del PANNS como variable dependiente. De acuerdo a los resultados, la terapia cognitiva se asoció con menos síntomas positivos en comparación con el tratamiento habitual. Para finalizar, la terapia cognitiva no ejerció un impacto importante en los puntajes GAF y GHQ.
Conclusión
La identificación de criterios operativos confiables que pronostican el riesgo elevado de desarrollar psicosis en el corto plazo representa un avance importante y ofrece la posibilidad de establecer intervenciones preventivas. Los presentes resultados indican que 6 meses de terapia cognitiva constituye una medida eficaz en la reducción de la transición a la psicosis en un período de 12 meses en los grupos de riesgo elevado. El empleo de antipsicóticos es polémico porque produce efectos adversos importantes y estigmatizantes, se desconoce su impacto en el cerebro del adolescente en desarrollo y porque actúan sobre experiencias psicóticas, que pueden no ser la prioridad en estos pacientes.
Por lo tanto, los autores consideran que la intervención psicológica que no está asociada con eventos adversos constituye una alternativa aceptable frente al tratamiento farmacológico, particularmente como terapia de primera línea, en este grupo de pacientes.
Ref: PSIQ
Resumen objetivo elaborado por el Comité de Redacción Científica de SIICen base al artículo original completo publicado por la fuente editorial.
Sociedad Iberoamericana de Información Científica (SIIC) 2002
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