viernes, 21 de marzo de 2008

EL COOPERADOR VENCE

Noticia aparecida en El Mundo dentro de la sección SALUD/NEUROCIENCIA

Me ha llamado la atención porque yo suelo no perdonar y sentirme con ganas de darle una lección al que no es leal, al que no se porta bien. Sin embargo, mi chica, que sabe porque sabe, no porque se hinche de leer libros como yo, me ha enseñado lo de abajo viviendo con ella, en el día a día (le dedico este post).

CONDUCTA HUMANA
El ganador nunca castiga
El cooperador vence en los juegos de colaboración, que imitan interacciones humanas
Aquellos que optan por castigar al que no colabora salen perdiendo


ISABEL ESPIÑO
MADRID.- Darle una lección al conflictivo, sin importar el precio que uno mismo tenga que pagar, no sirve de nada. Aunque se consigue que coopere más, a la postre el que castiga sale perdiendo. Esta es, al menos, la conclusión de un estudio sobre la conducta humana y la cooperación entre personas. La mejor opción, ser un tipo majo con todo el mundo, incluso con el aprovechado, y no agudizar el conflicto.
Las interacciones humanas siguen siendo un misterio. El llamado 'castigo costoso' es uno de esos puzles sociales que todavía no se han conseguido resolver. Se trata de un comportamiento en el que uno paga cierto precio con tal de que otra persona pierda aún más: "acciones maliciosas o punitivas, como la violencia física y la intimidación, o la destrucción de la propiedad", explica a elmundo.es Anna Dreber, del programa de dinámicas evolutivas de la Universidad de Harvard (EEUU) y una de las principales firmantes del nuevo trabajo.
Aunque a bote pronto puede ser un comportamiento execrable, el castigo también aparece a veces como un comportamiento clave en la cooperación entre personas. "Anteriormente, se había visto que, en los juegos de cooperación, la opción del castigo aumentaba la cantidad de colaboración", explica Dreber. ¿Es posible que la represalia surgiese como una forma de fomentar la cooperación entre las personas? ¿Y qué sucede con la persona que castiga?
Esto es lo que se plantearon Dreber y sus colegas al iniciar su investigación, que acaba de publicar la revista 'Nature'. Para ello, utilizaron una variante del dilema del prisionero, uno de los juegos que se utilizan para analizar en el laboratorio la conducta humana y el que mejor resume la esencia de la colaboración entre las personas. El juego clásico lo protagonizan dos compinches en la cárcel. Ante la falta de pruebas, los delincuentes se ven ante el dilema de colaborar entre ellos y no contar nada a la policía (en este caso, ambos son condenados a una pena mínima) o traicionarse. Inculpándose mutuamente, los dos serían condenados a una pena máxima; pero si sólo uno traiciona, el traidor se libra de la cárcel.
Los tipos majos ganan
En el presente estudio (realizado entre 104 estudiantes, que jugaban repetidas partidas de ordenador con monedas) se añadió una nueva posibilidad: la de reprender al poco cooperador. Así, además de la clásica reacción de colaborar con el colaborador y no hacerlo con el traidor (lo que los expertos llaman 'ojo por ojo'), se añadía la posibilidad de castigar al que en la partida anterior no había cooperado (el castigo costoso).
"Muchos investigadores sospechaban que el deseo de la gente de castigar en los juegos de cooperación se debía al hecho de que el castigo resultaría beneficioso [algo que no se había probado hasta ahora]. Nuestros resultados muestran, claramente, que este no es el caso", aclara Dreber. Así, al valorar los resultados finales se veía que los cinco jugadores con mejores resultados nunca habían castigado. Aunque la reprimenda conseguía que el traidor colaborase, no mejoraba los resultados globales del grupo (en comparación con un juego en el que no existía la opción de castigo). Es más, hacía que el castigador obtuviese unos pésimos resultados.
"Creemos que la desafortunada tendencia de los humanos a implicarse en acciones de castigo ha evolucionado por otras razones, como establecer jerarquías de dominación y defender la propiedad, pero no para promover la colaboración. Un individuo fuerte puede usar esta estrategia para forzar a una persona más débil a que sea sumisa. Sin embargo, en los juegos de cooperación entre jugadores en condiciones de igualdad, es una conducta perjudicial y autodestructiva", explica Dreber.
"Nuestro resultado tiene un mensaje muy positivo: en un entorno extremadamente competitivo, los ganadores son aquellos que resisten la tentación de intensificar el conflicto, mientras el perdedor castiga y perece (...) -dice la investigadora-. Las estrategias ganadoras son generosas y perdonan, y llevan a la cooperación. ¡Los tipos majos terminan primeros!".

domingo, 9 de marzo de 2008

miércoles, 5 de marzo de 2008

Testamento de un alienista


Breve reseña histórica.

En homenaje al erudito y eminente psicopatólogo:
Gatian de Clérambault 1872 Bourges (Francia).
Su padre era receptor del Padrón. Gran facilidad para el dibujo, escuela de artes Decorativas.
Se orientó hacia el derecho. Interno de los asilos del Sena en 1898, tesis en 1905.
Médico adjunto de Enfermería Especial Prefectura de Policia. (interno de Garnier).
Discípulo de Magnan y rival de Ballet. Médico jefe a la muerte de Dupré, hasta que murió en 1934. (se pegó un tiro en el pabellón de Montrouge).
Durante más de 30 años, el lugar donde ejerció, con 20 camas, 2000 casos por año.

Trabajos clínicos.

Delirios pasionales, descripción de la erotomanía. « ilusión delirante de ser amado »
(con sus tres fases de esperanza, despecho y rencor).
Y del « síndrome de automatismo mental » : « psychoses à base d´automatisme ».
Maestro de Lacan, H. Ey y Ajuriaguerra.

Testamento hológrafo de G. G. de Clérambault

Yo expío la única falta de mi vida. En 1929 compré un cuadro proveniente, se me aseguró, de una sucesión ya antigua, cuyos herederos lejanos no habían podido ser reunidos, de tal manera que no perjudicaba a nadie. Jamás consideré revenderlo, y quería legarlo al Louvre. Yo no sabría cómo restituirlo. La sucesión sería la de un tal Jehn, restaurador de cuadros muerto en torno a 1914. Yo hago el sacrificio de indicar el motivo de mi muerte para evitar a mis derechohabientes dificultades inmerecidas (1) . Podría destruir este cuadro, no quiero hacerlo, no tengo derecho.
Todos mis actos profesionales han sido escrupulosos al más alto grado. Cualquier aserción contraria ha sido y será calumniosa. Por mi desdén por los beneficios, mi incuria hacia mis intereses, mi carencia total de sentido práctico, mi independencia, la estricta observación de mis deberes, mi pasión por cualquier causa noble, he sido un idealista, como lo reconocerán incluso muchos de mis enemigos.

Lamento no haber muerto en el frente, en una época en la que mi conducta me valía la aprobación de todos –tal como lo muestra la pieza que adjunto. Lamento morir inútilmente.
Lamento morir sin haber conocido el fin del período peligroso que atraviesa en este momento Francia. Apenas me atrevo a escribir «Viva Francia».
Estoy espantado con la idea de que voy a provocar otro escándalo más repercutiendo sobre mi país y sobre mi administración; y sin embargo, qué diferencia entre mi capricho imprudente y la codicia de todos aquellos con los que se me comparará sin razón.
Pido perdón al recuerdo de mi padre y de mi madre, a mis camaradas de combate, a mis amigos, a mi administración, que tan fielmente he servido, a todos con los que me siento solidario, incluida mi casta de origen, y sobre todo a mis colegas alienistas, siempre tan fácilmente incriminados y, sin embargo, de un valor moral tan elevado. Ellos saben que he vivido laborioso y casi ascético, sin ambición, satisfecho con mi pobreza, incapaz de una concesión y de un cálculo interesado. Habría sido necesaria una tentación de arte y una ilusión pasajera para no cometer un acto dañino, para anular el renombre de toda una vida. Los que me han conocido verdaderamente no se avergonzarán al hablar de mí. Yo no merecía tener tal flaqueza. Soy castigado más que ninguna otra persona con la pérdida de los resultados de toda mi labor. Los documentos atesorados durante 40 años serán dispersados. Verdades importantes que he vislumbrado vuelven a caer en la nada. Sería, sin embargo, deseable que mis clichés etnográficos (más de 4.000) fuesen depositados en el Museo del Trocadero o en la Sdad. de los Africanistas (Museum) –o vendidos a una Sociedad de Edición de Arte.
El testamento con fecha de Enero de 1934, por el cual nombraba dos herederos elegidos fuera de mi familia, queda revocado. Lego todos mis haberes a la Asistencia Pública.
Firmo con pesar por un apellido que recibí tan puro y al cual hice honor durante mucho tiempo.
Dr. G. Gatian de Clérambault.
17 Noviembre 1934


El testamento se acompaña, tras la firma y la fecha, de una breve relación de propiedades, escrita de puño y letra por de Clérambault, en la que figuran los nombres de los notarios encargados de gestionarlas:

París. Sr. Brunet
Inmueble 46 Danicourt Malakoff
Montrouge. Sr. Flichy

Tours. Sr. Galichon
intereses diversos

Le Blanc (Indre). Sr. Duplaix

Sdad. General Agencia D. París rue du Bac
Crédito Ind. y Comercial Agencia BK.
El secreto 2 de mi caja fuerte es NATE

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Historia crítica de la psiquiatría


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